Black woman sitting cross-legged writing in a journal

Los pensamientos negativos pueden aumentar su preocupación o miedo. Pero con algo de práctica, puede aprender a optar por hábitos de pensamiento más saludables. Aquí tiene algunos consejos para comenzar.

  • Esté atento a los tipos comunes de pensamientos desalentadores.
    Cuando conoce los tipos comunes, es más fácil detectarlos cuando ocurren. Aquí tiene algunos a los que prestar atención.
    • Ignorar lo positivo. Esto significa que filtra lo bueno y se centra solo en lo malo. Por ejemplo, podría centrarse solo en los comentarios críticos de su supervisor e ignorar los comentarios sobre sus puntos fuertes.
    • El “debería”. Pensar que usted u otras personas “deberían” o “tienen que” hacer algo es una señal de este tipo de pensamiento. Por ejemplo: “Tengo que estar en control de las cosas o no me puedo relajar”.
    • Generalizar en exceso. Esto significa tomar un ejemplo y decir que es cierto para todo. Preste atención a palabras como “nunca” y “siempre”. Por ejemplo: “Siempre actúo incómodo en la primera cita. Nunca voy a encontrar a alguien que quiera estar conmigo”.
    • Pensamiento de todo o nada. Esto ocurre cuando una cosa negativa le hace asumir que todas las cosas relacionadas también serán negativas. Por ejemplo: “Si mi evaluación del empleado no es perfecta, definitivamente me despedirán”.
    • Asumir lo peor. Por ejemplo: “Me duele la cabeza. ¿Y si es un tumor cerebral?”
  • Practique reformular sus pensamientos.
    • Note el pensamiento negativo. No sea duro consigo mismo porque tuvo un pensamiento negativo. A veces, los pensamientos negativos pueden aparecer antes de que pueda detenerlos. Pero aprender a reconocerlos puede ayudarle a cambiarlos.
    • Dude del pensamiento. Pregúntese si es útil o cierto. Las respuestas pueden ayudarle a encontrar maneras más precisas de pensar en la situación.
    • Reemplace el pensamiento. Pregúntese: “¿Qué es algo cierto y más útil?” Use la respuesta para reemplazar el pensamiento desalentador. Aquí tiene un ejemplo:
      • Al principio puede pensar: “Me pongo muy nervioso cuando hablo en público. Sé que la gente está pensando en lo mal que hablo”.
      • Puede reemplazar ese pensamiento con: “Probablemente hablo en público mejor de lo que pienso. La última vez que di una charla, la gente aplaudió después”.
  • Lleve un diario de pensamientos.
    Escriba los pensamientos negativos a lo largo del día. Luego, vuelva a escribirlos para que sean más alentadores. Con el tiempo, optar por pensamientos más positivos en el momento se volverá más fácil.